15/Oct/19

Excusas y éxito

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Las excusas son como el aire, te rodean a donde quiera que vayas.

Cuando le preguntes a un niño de seis años por qué no hizo su tarea, puede que responda “se me olvidó”.

Cuando le preguntes a un empleado o compañero de trabajo por qué el proyecto no ha sido terminado puede que responda, “no sabía que era prioridad” o “no he tenido suficiente tiempo”.

Cuando le preguntes a un político por qué no ha cumplido con sus promesas de campaña recibirás una respuesta de media hora explicándote por qué la culpa es de todos menos suya.

La mayoría de las excusas vienen en forma de explicaciones de por qué ciertas acciones específicas no se realizaron. Por ejemplo, la pregunta de por qué llegaste tarde al trabajo puede ser respondida, “porque la alarma de mi despertador no sonó”.

Hubo una acción específica que necesitó ser realizada, en este caso llegar temprano al trabajo, y cuando no se realiza inevitablemente seguirá una excusa. Estas son las formas más comunes de excusas porque cuando las responsabilidades que deben llevarse a cabo no se realizan la gente quiere una respuesta.

Las preguntas difíciles

Rara vez son excusas para explicar complicaciones en la vida porque, francamente, la gente es demasiado educada para hacer las preguntas difíciles. “¿Por qué no eres exitoso?” o “¿por qué no has vivido a tu máximo potencial?” o “¿por qué no eres feliz?” son preguntas que nunca se han hecho a la mayoría de las personas.

Mientras estas preguntas son hechas directamente a muy poca gente, estas son frecuentemente las preguntas que las personas se hacen internamente y se responden a ellos mismos con las excusas más comunes. Cuando alguien no es exitoso, muchos culparán a sus padres, al sistema educativo, a su jefe, a sus compañeros de trabajo, a su esposa y a cualquier persona que se haya cruzado en sus vidas y no haya contribuido a su éxito.

Culparán a instituciones que por alguna razón crearon reglas o leyes que les impidieron ser exitosos. Culparán a la falta de tiempo en sus vidas, como si por alguna extraña razón el tiempo sólo les dio 16 horas al día en lugar de 24. Culparán a cualquier cosa sobre la tierra excepto a sus propias acciones de por qué no han alcanzado sus objetivos.

El por qué no has alcanzado el éxito en tu vida no tiene nada que ver con tu inteligencia, situación u oportunidades que se te han presentado. Son incontables las historias de personas que han alcanzado más empezando con menos. Si no has logrado lo que quieres en la vida, entonces necesitas analizar no más allá de las decisiones y acciones que has tomado hasta ahora.

Si estás leyendo ésto y estás pensando, “si, tienes razón, pero mi situación es única” o “si, tienes razón, pero yo no tengo….”, o “si, tienes razón pero (pon la excusa que quieras)”, entonces simplemente seguirás el mismo camino que te ha llevado hasta donde estás ahora.

Es tiempo de convertirse en el tipo de persona que elimina las excusas y asume responsabilidad de sus acciones. Es tiempo de convertirse en esa rara persona a la que los demás miran hacia arriba y toman como modelo de responsabilidad y desempeño. Está dentro de ti lograr grandes cosas y asumir responsabilidad de tu situación actual, este sería un gran primer paso para empezar.

Mientras avanzas hacia tu meta de ser una persona libre de excusas, hazte las siguientes preguntas:

¿Realmente quieres ser exitoso?

Alcanzar el éxito requiere esfuerzo y determinación, cualidades que no son fácilmente creadas artificialmente. Con excepción de las personas más aferradas a sus ideologías, casi cualquiera tomaría el boleto ganador de la lotería si se lo dieran.

Casi todos declararían que quieren ser exitosos, pero pocos están determinados a poner el tiempo, energía y a hacer los sacrificios necesarios para alcanzar el éxito. ¿Qué es lo quieres alcanzar en la vida? ¿Cuáles son tus objetivos? Si el éxito es realmente algo que no deseas, entonces es poco probable que te topes con él.

¿A qué y quién has culpado por tus fracasos pasados?

Contestar honestamente esta pregunta te llevará a un nivel de conciencia que te hará sentir incómodo. ¿Te has quejado constantemente por la falta de tiempo? ¿Has pensado que si tuvieras un jefe diferente, o si tuvieras otro socio, o una esposa que te apoye más serías más exitoso?

Al identificar y analizar lo que has culpado en el pasado estarás dando un paso importante para eliminar la excusa de tu futuro. Si te descubres en el futuro pronunciando las mismas excusas, date un sape en la cabeza, sonríe hacia el exterior y felicítate por el hecho de que no eres más esa persona que culpa a los demás y a las circunstancias por lo que te sucede.

¿Cuáles han sido las excusas que no te han permitido avanzar?

Es probable que tengas una idea de negocio o algún área de interés en la que has dudado en avanzar. A lo mejor es una gran idea para una página de internet, o sabes que tu ciudad necesita un nuevo tipo de negocio que no está disponible. Tal vez estás interesado en bienes raíces y sabes que puedes ser exitoso pero no has dado el siguiente paso. Cualquiera que sea el área, lo más seguro es que sean las excusas que te has dicho a ti mismo las que te han impedido seguir adelante con tu idea o ambición.

Algunas de las excusas más comunes que impiden a la gente dar el siguiente o el primer paso son la falta de tiempo, de recursos y de conocimiento específico. Cuando te descubras diciendo o pensando cualquiera de estas excusas que surgen cuando estás tentado a tomar acción hoy, simplemente recuerda esta frase:

“La palabra más destructiva de todas en la vida es mañana”

Nunca será el tiempo perfecto donde tendrás el tiempo y los recursos ilimitados, donde todo salga según lo planeado y donde aprendas todo lo que tienes que saber. Toma tu idea y corre con ella. Reemplaza las excusas con acciones y te sorprenderás con la transformación que empezará en tu vida.


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  • José Ignacio Damián Flores dice:

    Al terminar de leer este artículo de las excusas, dibujé una sonrisa en mi cara venida seguramente de mi inconsciente y que significa: “Me descubrieron”… y siento verguenza por eso. Creo que debo de dejar de ser cómplice de mi mismo y obligarme a enfrentar las circunstancias como vengan y resolverlas aún de forma no ideal pero dejando ya de esperar que se presenten mejor el día de “MAÑANA”

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